Resumen
Respaldado en la Constitución Federal de 1988 y otras leyes ordenanzas, se puede decir que el Sistema Único de Salud (SUS) brasileño es una conquista surgida de los movimientos sociales en un período de singular transformación y reforma del escenario político nacional. En años consecutivos enfrentó oposición, pero logró mantenerse presente a pesar de las diversidades, entre las que destaca el financiamiento. El desafío de seguir sus principios fundamentales fue sostenido en el SUS por las mismas manos que lo levantaron, sin embargo, los ataques a su sostenibilidad son permanentes y aumentan gradualmente, especialmente después de la aprobación de las Reformas Constitucionales que cambiaron las fuentes y formas de financiamiento. El advenimiento de la pandemia de la Covid-19 trae al actual gobierno neoliberal la paradoja de necesitar un SUS firme en medio del proyecto consecuente de su desmantelamiento. No es posible concebir un sistema que se presente como universal, con mecanismos de contención presupuestaria que imposibiliten ampliar el acceso a los servicios públicos de salud y que no reflejen la realidad brasileña y su gran diversidad poblacional y territorial. Se plantea que el desfinanciamiento resulta ser un problema que tiende a cristalizar como una prioridad para el SUS y, por tanto, cuyo conflicto será continuo.